martes, 10 de julio de 2007

The Fountain

“Together We Will Live Forever”

Quizás una de las películas que más tiempo he esperado, más de 9 meses desde que salió el emocionante trailer y eso, quizás, perjudicó la visión que tenía de ella, con una historia y desenlace preconcebidos, salí de la sala profundamente desilusionado.

Siete años desde el estreno de la descorazonadora Requiem por un sueño se ha prolongado el silencio de Darren Aronofsky, uno de los directores americanos más prometedores de los últimos tiempos. Y volvió con una película tan ambiciosa como arriesgada, tan prometedora como fallida, tan pretenciosa como sugestiva.

La fuente de la vida nos narra tres momentos de la historia de un hombre abarcando un periodo de mil años de distancia, desde la España medieval hasta una burbuja espacial que viaja hacia una estrella, pasando por nuestros días. En la historia central, la que se desarrolla en el presente, Hugh Jackman, es un doctor que trata de encontrar una cura contra el cáncer. Poco a poco, se irá auto convenciéndose de que tal vez esté cerca de curar la muerte, de alcanzar la vida eterna a través de la ciencia. Y todos estos esfuerzos son para intentar salvar a Izzi (Rachel Weisz), su mujer, que tiene un tumor irreversible.

Una sencilla y a la vez muy romántica historia de amor, cuya fuerza reside sobre todo en las interpretaciones tanto de Jackman como de Weisz, y en la maravillosa y continua partitura de Clint Mansell que repite una vez más con el director tras el éxito en “Réquiem por un sueño” y su Lux Aeterna

Tres historias y un sentimiento universal: el amor. A medio camino entre el drama, el relato épico y la ciencia ficción, La fuente de la vida es una convergencia de tres épocas (pasado, presente y futuro) y la búsqueda de la inmortalidad, que desemboca en una lucha contra el propio destino del hombre, a través del amor, más allá del tiempo y del espacio.
La película destaca por un estilo visual personal, moderno y atractivo que deja infinidad de cabos sueltos, decenas de mensajes abiertos que el receptor ata e interpreta según su nivel de cultura, de imaginación, de su nivel espiritual y sobretodo de lo que quiera profundizar. Hay aquí una intención de juegos del tiempo, proponer la existencia como un instante extenso de recuerdos donde pasado y futuro son siempre un presente inclemente, un simple -Ven a pasear conmigo… tan cotidiano, alcanza extensas dosis de existencialismo y fugacidad.

La preciosa ganadora de un Oscar Rachel Weisz
Dice Aronofsky que es “una historia de amor muy sencilla sobre la pérdida de un ser querido y sobre lo que eso te enseña. En cada una de sus personificaciones, Thomas ama a Izzi/Isabel tan profundamente que hará cualquier cosa que esté en su mano para mantenerla con vida. De lo que no se da cuenta es que al tratar inexorablemente de hallar una forma de que estén juntos para siempre, está perdiendo la oportunidad de disfrutar de la vida a su lado”. Un mensaje sencillo, como dice Aronofsky, y que olvidamos a menudo, o como dijo Rachel Weisz: “pasamos demasiado tiempo de nuestra vida persiguiendo estupideces”…

Sin embargo, la pelicula no logra que el espectador se emocione, quizás por el ambicioso guión, o simplemente, a mi juicio, por la innecesaria complicación formal. Un tratamiento menos artificioso y más sencillo, con una historia menos mística y más humana nos hubiera sumido en un mar de lágrimas como lo hace el fabuloso trailer de la película.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo que cuentas se parece bastante a la opera prima de Antonio Banderas. A menudo el exceso de floripondios conduce el tedio.

Anónimo dijo...

A mí al menos me pareció una muy buena película, vario bastante de las anteriores dos, por ejemplo en la edición, ya no vemos esas tomas rápidas y geniales que caben en un video clip. Pero claro, esta película trata un tema muy tratado, y aunque ha pasado mucho tiempo, se sigue haciendo, y Aronofsky ha sabido darle el toque esencial de él mismo, es su película mas romántica, manteniendo cierta lentitud característica de tratar de darle una forma mas elaborada a los personajes, sobre todo si el tema es el amor, o la muerte, o la superación de la misma. Para mi es una épica forma de contar algo que es simple solo por el hecho de ser casi hasta cotidiano, y nos hace recordar, y muy bueno que a si sea, que aunque el amor lo puede sentir cualquiera, es una emoción tan fuerte, que de verdad una metafísica historia de diferentes tiempos es totalmente admisible. Aunque del amor esta historia no es, si no más bien de la muerte, y no por eso menos potente.

Esta claro que el guión es muy ambicioso, hace algo que al menos yo no he visto en otras películas, poner un tema tan común y contarnos con él los embriagados dispares de tiempos, fotografías y esencias que hasta rayan un poco en cierto religiosismo oriental (sobre todo en las escenas del futuro, de la burbuja).

La verdad soy un seguidor de Aronofsky y a esta película de una escala de 10 le doy un 9, me sentí conmovido por ella.