Quizás una de las películas que más tiempo he esperado, más de 9 meses desde que salió el emocionante trailer y eso, quizás, perjudicó la visión que tenía de ella, con una historia y desenlace preconcebidos, salí de la sala profundamente desilusionado.
Siete años desde el estreno de la descorazonadora Requiem por un sueño se ha prolongado el silencio de Darren Aronofsky, uno de los directores americanos más prometedores de los últimos tiempos. Y volvió con una película tan ambiciosa como arriesgada, tan prometedora como fallida, tan pretenciosa como sugestiva.La fuente de la vida nos narra tres momentos de la historia de un hombre abarcando un periodo de mil años de distancia, desde la España medieval hasta una burbuja espacial que viaja hacia una estrella, pasando por nuestros días. En la historia central, la que se desarrolla en el presente, Hugh Jackman, es un doctor que trata de encontrar una cura contra el cáncer. Poco a poco, se irá auto convenciéndose de que tal vez esté cerca de curar la muerte, de alcanzar la vida eterna a través de la ciencia. Y todos estos esfuerzos son para intentar salvar a Izzi (Rachel Weisz), su mujer, que tiene un tumor irreversible.
Una sencilla y a la vez muy romántica historia de amor, cuya fuerza reside sobre todo en las interpretaciones tanto de Jackman como de Weisz, y en la maravillosa y continua partitura de Clint Mansell que repite una vez más con el director tras el éxito en “Réquiem por un sueño” y su Lux AeternaTres historias y un sentimiento universal: el amor. A medio camino entre el drama, el relato épico y la ciencia ficción, La fuente de la vida es una convergencia de tres épocas (pasado, presente y futuro) y la búsqueda de la inmortalidad, que desemboca en una lucha contra el propio destino del hombre, a través del amor, más allá del tiempo y del espacio.
La película destaca por un estilo visual personal, moderno y atractivo que deja infinidad de cabos sueltos, decenas de mensajes abiertos que el receptor ata e interpreta según su nivel de cultura, de imaginación, de su nivel espiritual y sobretodo de lo que quiera profundizar. Hay aquí una intención de juegos del tiempo, proponer la existencia como un instante extenso de recuerdos donde pasado y futuro son siempre un presente inclemente, un simple -Ven a pasear conmigo… tan cotidiano, alcanza extensas dosis de existencialismo y fugacidad.
La preciosa ganadora de un Oscar Rachel Weisz
Dice Aronofsky que es “una historia de amor muy sencilla sobre la pérdida de un ser querido y sobre lo que eso te enseña. En cada una de sus personificaciones, Thomas ama a Izzi/Isabel tan profundamente que hará cualquier cosa que esté en su mano para mantenerla con vida. De lo que no se da cuenta es que al tratar inexorablemente de hallar una forma de que estén juntos para siempre, está perdiendo la oportunidad de disfrutar de la vida a su lado”. Un mensaje sencillo, como dice Aronofsky, y que olvidamos a menudo, o como dijo Rachel Weisz: “pasamos demasiado tiempo de nuestra vida persiguiendo estupideces”…Sin embargo, la pelicula no logra que el espectador se emocione, quizás por el ambicioso guión, o simplemente, a mi juicio, por la innecesaria complicación formal. Un tratamiento menos artificioso y más sencillo, con una historia menos mística y más humana nos hubiera sumido en un mar de lágrimas como lo hace el fabuloso trailer de la película.


Último asesinato de Zodiac el taxista Paul Lee Stine

